Imagen 1. Proceso de cortejo. Tomada de: Investigación y ciencia |
En esta ocasión, lo que quiero tratar es acerca de la selección sexual y cómo es que nos puede estar afectando en mayor o menor medida para tomar decisiones importantes como bien lo puede ser tener una pareja.
Imagen 2. Selección de pareja. Tomada de: Virginia Picó
Para comenzar, tenemos que recordar que una de las claves de la evolución es incrementar la variabilidad entre los individuos que conforman a una población, ya que esto aumenta en demasía las posibilidades de adaptarse a cambios impredecibles en el ambiente y perdurar como especie (Manzo, J., García, R., etal.). Esta variabilidad solo puede existir mediante la reproducción de las especies, y para que esta se dé, existe una lucha entre individuos del mismo sexo o por elecciones del sexo opuesto (imagen 2). Es decir, o se demuestra ser mejor que el resto con una competencia directa o se deja un poco a la decisión del otro sexo para comenzar con procesos de cortejo.
Al igual que en otras especies, con los seres humanos existe el fenómeno en el que los machos solamente aportan los gametos para la fecundación y no necesitan invertir más tiempo, en cambio las hembras aportan su gameto, gestación y lactancia. Por esta razón, se considera que las hembras poseen un gameto valioso y son un recurso limitado, lo que trae consigo una disponibilidad y lucha constante de machos para transmitir sus genes a ellas. Este último punto abre la posibilidad para que se dejen fecundar solamente por los machos que deseen y resulten victoriosos.
Sin embargo, a pesar de toda la explicación anterior, considero que los humanos somos un poco más complejos que ello, y al igual que Leonor Hernández-López y Ana Cerda-Molina (2012) creo que las mujeres también compiten para buscar a hombres que estén dispuestos a invertir más que solamente su gameto y sea capaz de generar mayores recursos por tiempos prolongados (entre otras características), lo que nos convertiría también en un recurso valioso.
Imagen 3. La paternidad responsable se puede convertir en una característica buscada por las mujeres. Tomada de: Magisnet
Es bien sabido que, si preguntamos a dos personas diferentes sus gustos para tener una pareja, serán en algunos puntos distintos y es completamente normal, debido a que en nuestra especie pueden influir factores culturales, sociales y psicológicos en estas decisiones. Pero, al menos la mayoría de las personas coinciden en que buscan personas amables, comprensivas, confiables, saludables inteligentes, con valor reproductivo, entre otros (Hernández-López, L. y Cerda-Molina, A., 2012).
Jamás se terminarían de nombrar la diversidad de gustos que presentamos particularmente todos los individuos, por lo que solamente haré mención en los hallazgos encontrados mediante el método científico aplicado por Hernández-López y Cerda-Molina, y no con especulaciones de los medios:
- Los hombres: generalmente buscan a aquella hembra que presente juventud y atractivo físico, porque se relaciona con fertilidad y buena capacidad para reproducirse con éxito.
- Las mujeres: se ha demostrado que buscan hombres atléticos, con cuerpos simétricos, ojos más grandes que el promedio ya que puede ser sinónimo de gran variabilidad genética lo que puede ayudar a evitar enfermedades.
Una vez se termina con todo este proceso de elección de pareja se da paso a un proceso mencionado por la Universidad Veracruzana, en el que se busca la atractividad o captar la atención del sexo opuesto, y con palabras coloquiales “dar entrada”, una vez finalizado este proceso de atracción se sigue con proceptividad, donde generalmente la hembra incita a que el macho siga en el proceso de cortejo para aparearse con ella y al final la receptividad cuando se llega a la cópula. Considero que, en los seres humanos, este último proceso mencionado no debe de verse tan modificado, tal vez solamente en que hay un porcentaje más activo de un sexo, en ocasiones domina la hembra, en otras el macho y en otras se da en proporciones semejantes.
Para concluir, quiero hacer mención en que se logró dar respuesta la pregunta planteada al inicio “¿cómo se escoge pareja?”, probablemente de manera muy superficial, dejando de lado procesos muy complejos como lo es la psicología y nuestro comportamiento dirigido por la capacidad de razonamiento. Además, se relacionó la selección epigámica (atractividad, proceptividad y receptividad) con nuestro comportamiento actual y se propuso que no debe haber tanta diferencia con los modos de cortejo en la época contemporánea.
Y como se mencionó con anterioridad, probablemente sea imposible hacer mención de todo aquello que influye para la elección de una pareja, pero por lo menos se pudo encontrar información que nos indica que podemos no estar muy alejados de los procesos que se siguen en el reino animal.
Referencias
Hernández-López, L. y Cerda-Molina, A. (2012). La selección sexual en los humanos. Scielo. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-33252012000500007#:~:text=La%20reproducci%C3%B3n%20en%20los%20seres,las%20caracter%C3%ADsticas%20f%C3%ADsicas%2C%20entre%20otras.
Manzo, J., García, R., Pérez, M. y Hernández, M. (2009). La selección sexual. Revista de divulgación científica y tecnológica de la universidad veracruzana. https://www.uv.mx/cienciahombre/revistae/vol22num3/articulos/sexual/index.html
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